Si el libro que leemos no nos despierta como
un puño que nos golpeara en el cráneo, ¿para qué lo leemos? ¿Para que
nos haga felices? Dios mío, también seríamos felices si no tuviéramos
libros, y podríamos, si fuera necesario, escribir nosotros mismos los
libros que nos hagan felices. Pero lo que debemos tener son esos libros
que se precipitan sobre nosotros como la mala suerte y que nos perturban
profundamente, como la muerte de alguien a quien amamos más que a
nosotros mismos, como el suicidio. Un libro debe ser como un pico de
hielo que rompa el mar congelado que llevamos dentro.
Kafka.
Kafka.